24.5.05

El recuerdo de Hernán

Este texto fue escrito y leído por mi hermano Hernán en el servicio de despedida del 23 de abril de 2005.

El cielo tiene sus puertas abiertas de par en par, la alfombra celestial está extendida sin duda para recibir a una gran persona, un gran papá, mi papá; a quien yo amo con todo el corazón.

Mi papá, una persona fácilmente querible.
Mi papá, una persona que verdaderamente los hechos hablaban mucho más alto que sus palabras.
Mi papá, una persona humilde en todo y con todos.
Mi papá, una persona que todo lo que hacía lo hacía con pasión, con todas las fuerzas y con todas las ganas.
Mi papá, quien me enseñó que nunca todo está perdido y siempre hay una esperanza.
Mi papá, quien me enseño que perdonar es mucho más que palabras.
Mi papá, quien en cada momento me enseñó a valorar y disfrutar las pequeñas cosas, esas que muchos pasamos por alto.
Mi papá, quien me enseñó que los dobles discursos y las apariencias no sirven de nada, sino lo que verdaderamente importa es un corazón puro y una vida transparante como él la tenía.
Mi papá, quien me enseñó que lo más importante es estar cada día más cerca de Dios, obedecerle y cumplir con su voluntad, como sin dudas él lo hizo.
Mi papá, quien muchos quisieran tenerlo como papá y yo tengo el orgullo de decir que él es mi papá.

Tal vez mis pocas palabras no alcancen para tratar de explicar todo lo que era, y mi familia y los amigos más íntimos lo saben bien.
Lo único que me queda por decir es que él luchó y ganó y su recompensa es grande.
Desde aquí te decimos hasta pronto, nos volveremos a ver para vivir una alegría eterna.

Te amamos. Te amo, papá.