7.5.05

Salmo 84


1 ¡Cuán hermosas son tus moradas,
Señor Todopoderoso!

2 Anhelo con el alma los atrios del Señor;
casi agonizo por estar en ellos.
Con el corazón, con todo el cuerpo,
canto alegre al Dios de la vida.

3 Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío,
aun el gorrión halla casa cerca de tus altares;
también la golondrina hace allí su nido,
para poner sus polluelos.

4 Dichoso el que habita en tu templo,
pues siempre te está alabando.

5 Dichoso el que tiene en ti su fortaleza,
que sólo piensa en recorrer tus sendas.

6 Cuando pasa por el valle de las Lágrimas
lo convierte en región de manantiales;
también las lluvias tempranas
cubren de bendiciones el valle.

7 Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas,
y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.

8 Oye mi oración, Señor, Dios Todopoderoso;
escúchame, Dios de Jacob.

9 Oh Dios, escudo nuestro,
pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.

10 Vale más pasar un día en tus atrios
que mil fuera de ellos;
prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios
que habitar entre los impíos.

11 El Señor es sol y escudo;
Dios nos concede honor y gloria.
a los que se conducen sin tacha.

12 Señor Todopoderoso,
¡dichosos los que en ti confían!
(Nueva Versión Internacional)